martes, 28 de diciembre de 2010


Me remito a decir que no, realmente no existo, aunque a veces paresca que respiro y por las noches ronque, pues no, confieso que he fingido, en todo, absolutamente en todo, los oidos que parecieron escuchar atentos son terrenos baldíos, todo es ilusorio, latidos, escupitajos, no hace falta nombrarme para que exista, porque es absurdo.

Las multas deben cancelarse y los impuestos que se acumulan en el buzón deben desaparecer, los mensajes en mi celular, deben de eliminarse, toda huella, las de mis yemas en tu piel, mi saliva de la almoada, los pelos en la ducha, los dibujos en mi ropa, y mi ropa en general, y por si queda algún vestigio de mi imagen en tu memoria, puede desaparecer, porque a partir de mañana seré un nuevo hombre pero con el mismo nombre.

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